Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1889-1890 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 23 de junio de 1890
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica a los Sres. Conde de Gomar
Número y páginas del Diario de Sesiones: 193, 6463-6464
Tema: Calcinaciones de minerales al aire libre en la provincia de Huelva

El Sr. Conde de Gomar puede tranquilizar a los pueblos que representa, porque es verdad que a mí se me presentó una Comisión, no en representación de las empresas mineras, sino en representación de varios pueblos de la provincia, para pedirme que procurara el Gobierno armonizar los intereses de la industria minera en aquella provincia con los intereses agrícolas, y que cuando esto se hiciera, que deseaba fuese pronto, se suspendieran los efectos del decreto sobre calcinaciones.

Como la petición me pareció justa y razonable, yo contesté que si en efecto podían armonizarse los intereses de la minería en aquella provincia con los intereses de la agricultura, no deseaba otra cosa el Gobierno, y que si eso llegaba a suceder, naturalmente habían de ser suspendidos los efectos del decreto sobre calcinaciones.

Comprenderá el Sr. Conde de Gomar la importancia que tiene esta cuestión. Hay allí dos elementos de riqueza en pugna hoy: el elemento de la industria minera y el elemento de la agricultura.

Lo que conviene es armonizar esos dos elementos; porque yo puedo decirle al Sr. Conde de Gomar que, en lucha esos dos elementos, no hay remedio: o la industria devora a la agricultura, o la agricultura a la industria; y en mi opinión, como la industria es allí más poderosa, más rica, más importante que la agricultura, naturalmente, en la lucha creo que ha de perecer la agricultura.

Vamos, pues, a ver si salvamos en lo que sea posible a la agricultura, y para eso creo que en bien de aquella región lo que conviene es ver de armonizar esos grandes elementos de la riqueza de aquel país; no ponerlos en pugna, porque, en último resultado, claro está que los que se quejan de que la agricultura padece, creen que la industria minera puede explotarse de otra manera y por otros procedimientos, es posible que tengan razón; pero también es posible que adoptando otro procedimiento la industria sufra, y sufra tales quebrantos, que no sea ya beneficiosamente explotable, lo cual sería una gran calamidad, [6463] más que para las compañías industriales, para la misma provincia, porque hay que reconocer que la riqueza de aquella provincia es esencialmente minera. Nunca aquella provincia se distinguió por ser una provincia eminentemente agrícola, ni su riqueza agrícola fue tan grande que pasara aquella provincia por rica. Cuando la provincia pasa por rica, es ahora; pero es a consecuencia de la industria, porque la riqueza allí esta en la industria.

Vamos, pues, a ver si armonizamos las dos cosas, y si lo logramos habremos resuelto el problema del mejor modo posible y de la manera más beneficiosa para la provincia de Huelva.

De modo que puede estar tranquilo el Sr. Conde de Gomar; el Gobierno no tomará resolución ninguna sin que antes haya venido un acuerdo que sea beneficioso para ambas riquezas, para la industria y para la agricultura; el Gobierno no ha de suspender ab irato un decreto que hoy rige; pero procurará ver si lo puede reemplazar por medidas legislativas o de gobierno que armonicen mejor los intereses agrícolas y los intereses industriales. [6464]



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